Los prolongados periodos de escasez de agua afectan de forma recurrente al corredor seco centroamericano, impactando tanto la agricultura familiar como todos los medios de vida de sus habitantes. La crisis económica y de hambre que viven las personas de este territorio se ha agudizado como consecuencia de la pandemia del COVID-19.
Debido al difícil contexto en que viven estas poblaciones, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Guatemala focalizó este territorio para la ejecución del proyecto “Protección financiera para la gestión de la sequía y adaptación a la escasez hídrica en la agricultura del Corredor Seco Centroamericano”, una iniciativa financiada en el marco del Programa ARAUCLIMA de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que promueve el desarrollo sostenible y apoya a los países de América Latina y el Caribe a afrontar los retos del cambio climático.
Según María Febres, representante del IICA en Guatemala, “el principal objetivo del proyecto es mejorar la calidad de vida de los productores en el corredor seco de Guatemala, El Salvador y Honduras y sus familias, mediante la reducción de la vulnerabilidad climática”. La sequía es uno de los principales problemas de la zona, ya que genera pérdidas de producto e inseguridad alimentaria, con una enorme afectación en la salud y bienestar de sus habitantes.
En el caso de Guatemala, el proyecto intervendrá en el departamento de Chiquimula, específicamente con productoras/es del municipio de Jocotán donde “se va a trabajar, principalmente promoviendo variedades que pueden ser resistentes al tema de la sequía, se va a promover lo que es la parte de ahorro y crédito en las familias para que en el momento que ellos tengan necesidad, puedan tener acceso”, expresó Febres.
El proyecto establece como indispensable realizar el diseño de un mecanismo de protección financiera vinculado (o condicionado) a la implementación de medidas y prácticas de adaptación climática a nivel productivo con grupos familiares. Esto sin duda apoyaría la resiliencia de las familias y les permitiría contar con recursos para cubrir total o al menos parcialmente las pérdidas causadas por la sequía.
Algunos socios que participarán en su desarrollo son las Cajas de Compensación de Asignación Familiar (CCAF) quienes brindan prestaciones de seguridad social que tiendan al desarrollo y bienestar del trabajador/a y su grupo familiar, protegiéndolo de contingencias sociales y económicas; también estará el Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA), promoviendo la ciencia y tecnologías; la Municipalidad local y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), para conocer las necesidades del área y abarcar más zonas vulnerables; y la Asociación Regional Campesina Ch’orti’ (ASORECH) que cuenta con seis bancos de semilla y la experiencia para generar capacidades locales con los grupos de productores familiares para que los esfuerzos puedan trascender en el lugar.